En 5 pasos, aprende a plantar lechuga

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By ¡Está Bueno! ar

La lechuga es una de las verduras más consumidas en el mundo. Por lo tanto, producirlo para autoconsumo o para comercialización es una buena opción, ya que siempre habrá demanda. Sin embargo, al ser muy sensible y exigente con el suelo, exige algunos cuidados. A continuación, te presentamos una guía paso a paso muy didáctica sobre cómo plantar lechugas. ¡Hacer un seguimiento!

5 pasos para plantar lechuga y obtener buenos resultados

Plantar lechuga requiere dedicación, atención y cuidado. A pesar de esto, no es una tarea compleja. Con la información adecuada, es posible producir vegetales hermosos, sanos y vistosos. ¿Quieres saber cómo? ¡Te lo explicamos a continuación!

1 – Preparar el suelo y el espacio adecuadamente

En cualquier cultivo comercial, una regla básica es analizar el suelo. El principal objetivo es descubrir su acidez, que interfiere en la evolución y calidad del producto. Dependiendo de cuánto sea hay que corregir el pH, en el caso de la lechuga lo ideal es entre 6 y 6,8, es decir, bajo en acidez.

Sin embargo, el análisis también sirve para conocer la cantidad de nutrientes, materia orgánica y textura del suelo, lo que ayuda en las decisiones sobre la suplementación necesaria y preparación mínima para producir la hortaliza con calidad.

2 – Plantar con plántulas o semillas

Para plantar lechuga, puedes usar plántulas o semillas. Además, el cultivo se puede realizar en bandejas almacenadas en un lugar controlado o directamente en el suelo. En ambos casos, hay ventajas y desventajas. ¡Pero vamos a explicar punto por punto!

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sin labranza

Para sembrar con semillas, dibuje líneas de no más de 1 centímetro de profundidad, con al menos 25 centímetros de espacio entre los surcos. Planta las semillas, manteniendo una distancia de 3 a 5 centímetros entre ellas, luego cúbrelas con una capa ligera de tierra. Luego regar, pero sin empapar.

La siembra con plántulas sigue estas mismas recomendaciones de preparación y distanciamiento. El cuidado adicional tiene que ver con cómo enterrar las plántulas: se debe tener cuidado de no cubrir con tierra la base de las hojas, solo las raíces. Regar después de plantar también es lo mismo que plantar a partir de semillas.

El beneficio de sembrar directamente en el suelo es la posibilidad de garantizar una hortaliza más grande y vistosa, pero esto no está exento de dificultades, sobre todo si el proceso comienza con las semillas. Como sabemos, las primeras etapas de desarrollo son las más sensibles para cualquier cultura. En el caso de la lechuga, además de los desafíos tradicionales de cada cultivo, aún existe la sensibilidad de la planta a la luz, el calor y la humedad.

plantación indirecta

Es por eso que la siembra en bandejas de poliestireno o polietileno puede ser efectiva. Pueden tener de 288 a 400 celdas, con un sustrato apto para plantar lechuga, rico en fuentes orgánicas y minerales. La siembra debe realizarse dentro de la celda y la semilla debe cubrirse con tierra y regarse como en la labranza cero.

A continuación, basta con colocar las bandejas en un lugar con temperatura y luz controladas, preferiblemente un invernadero, cuidando también del riego. Es importante que las bandejas estén a una altura de al menos 1 metro para facilitar su manipulación.

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A los 20 o 25 días de la siembra, llega el momento de trasplantar, preferiblemente en el momento del día con la temperatura más suave. A partir de este momento, basta con seguir las mismas precauciones que para la labranza cero y nunca descuidar el riego, ¡siempre teniendo en cuenta que la tierra empapada puede enfermar a la planta! Ah, y no olvides proteger tu lechuga de la luz solar directa.

3 – Cuida el riego y la fertilización

El riego es fundamental para plantar lechugas con calidad. Otra técnica que se puede utilizar es la fertirrigación, que combina dos de las prácticas imprescindibles para una buena producción de hortalizas. Eso sí, cuidado con el exceso de humedad, como ya hemos comentado, ya que puede pudrir la raíz. Lo mejor es no quedarse sin agua, pero tampoco empapar la tierra.

Además, recuerda que la lechuga es exigente en nutrientes, especialmente nitrógeno y calcio. Puedes garantizar estas sustancias para tu huerta o cultivo ya sea a través de abonos minerales o abonos orgánicos, sin olvidar que estos últimos tardan más en absorberse.

4 – Ojo con las plagas más comunes

Las plagas más comunes de la lechuga son pulgón, mosca blanca, trips, araña roja, orugas, polillas crucíferas y cochinillas. Para evitarlos, el manejo preventivo con rotación de cultivos es el primer cuidado. El espaciado correcto y la limpieza de la cama para evitar las malas hierbas también funcionan bien. La correcta nutrición del cultivo, por supuesto, es otro aspecto importante.

Por último, si es necesario, puedes utilizar sprays e insecticidas, orgánicos o no, pero siempre útiles para proteger tu producción. 

5 – Cosecha

La recolección de las hortalizas se realiza entre 8 y 18 semanas después de la siembra, según la época del año en que se realice la siembra y la especie cultivada. Las condiciones de producción también interfieren en este trabajo. Por tanto, aunque es posible plantar lechugas durante todo el año, es interesante preferir las épocas más frescas, tanto para sembrar la semilla en el suelo como para la recolección.

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Al cosechar lechugas en los momentos más frescos de la mañana, las hojas también estarán más hermosas y apetecibles para una buena venta o para un consumo lleno de sabor y vitaminas!