¿Alguna vez pensaste acerca de qué hacer con la ropa gastada, deshilachada, manchada o rasgada? Muchas veces no se puede donar, pasar, o vender, como lo harÃas si todavÃa estuviera en buen estado. La mayorÃa de nosotros probablemente la desecharÃamos. Pero esta joven estudiante de arquitectura ha encontrado una destino mejor.
Clarisse Merlet, creadora de FabBRICK estaba en su quinto año en la Escuela Nacional de Arquitectura de ParÃs, ENSA Paris-Malaquais, investigando nuevos enfoques de la construcción cuando tuvo una brillante idea para dar nueva vida a la ropa gastada convirtiéndola en algo hermoso y funcional.
Básicamente, Clarisse toma la ropa gastada, rota e inutilizable que de otro modo se amontonarÃa en los vertederos y la convierte en ladrillos que pueden usarse para construir paredes divisorias y muebles o simplemente para decoración.
Reciclar este tipo de desechos es una idea excelente, no sólo en Europa, donde se arrojan 4 millones de toneladas de textiles cada año, sino incluso en los EE UU., que descartan nada menos que 14 millones de toneladas de textiles al año.
En FabBRICK todas las creaciones están pensadas y realizadas a mano en sus talleres en el corazón de ParÃs. Desde su creación a finales de 2018, ya han producido más de 40.000 ladrillos, es decir, 12 toneladas de textiles reciclados.
Asà es como funciona: primero, la tela triturada se combina con un pegamento ecológico que Clarisse desarrolló ella misma. Luego, la mezcla se transfiere a otra de sus creaciones, un dispositivo único para moldear ladrillos que funciona únicamente con energÃa humana, sin necesidad de electricidad. Los ladrillos húmedos se retiran y se dejan secar al aire hasta dos semanas. Todos los materiales son de origen biológico y no contaminantes, y Clarisse y su equipo pueden producir más de 1.000 FabBRICK a la semana.